Giros y equilibrios

Durante unos meses trabajé de enano en un circo. Un día mi jefe me llevó a su caravana y me dijo que no cumplía con los requisitos mínimos para el puesto, que el público no entendía que un tío alto como yo tratara de hacerse pasar por enano. Algunos espectadores habían protestado porque pensaban que era una burla premeditada y de mal gusto hacia el gremio de los enanos. Yo me encogí de hombros, empaqué mis bártulos y me eché a la carretera en busca de otro futuro menos crítico con mis vocaciones.

No hay comentarios: