me miran de reojo,
esperan al acecho,
respiran fuerte (roncan),
y no hay puerta,
ni ventana, ni tabique,
que detengan su dulce pensamiento,
su mirada en mi nuca,
el roce de sus bordados en mi pelo.
Tengo unas bragas rojas pegadas en techo,
y no son mías, creo,
para mí, sabes qué te digo,
que no tienen dueño.
3 comentarios:
dios, vaya finde, eh?
Mu relajaíto y campestre.
No tiene precio. No lo tiene.
Publicar un comentario