Como fan de los cambios, que seguro traerán ríos de tinta entre gramáticos, los recibo con alegría, porque esto es como cuando llega la primavera: se abren las ventanas, entra la brisa del campo, se cambia la ropa de los armarios y a las reglas de ortografía se les quitan las telarañas con un seco meneo de coctelera.
Nota: 800 páginas de ortografía que espero recibir como regalo de Reyes Magos (se dé por aludido/a quien deba o quiera).
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