alergia tecnológica

el despertador salta con la radio a toda caña, una emisora fascistoide se cuela en mis oídos y me saca de mi profundo sueño. miro la hora, marca las diez, entro a trabajar a las ocho. calculo lo más rápido que me dejan las neuronas: efectivamente, llego tarde tarde al trabajo. puto despertador. me arrastro medio vestido a la cocina. enciendo la cafetera, la tostadora y la luz. falso. la luz no se enciende. ha muerto la bombilla, viva la bombilla. meto el pan y el café en sus respectivos cubículos preparados para la comodidad del usuario doméstico. espero. pienso en ella, en sus ojos llenos de amor, en mi jefe, en sus ojos llenos de odio. el pan está listo, el café también. tostada quemada con café extrañamente aceitoso. la tostadora se apaga sola, y no es porque sea así, no, ha muerto en solidaridad con la bombilla. la cafetera aguanta. vuelvo a mi habitación para ver el correo. el pc se enciende. una vez, dos veces, tres veces. a la cuerta arranca del todo a prueba de errores, luego bien. llego tarde al trabajo, demasiado. mensaje. mi jefe, que dónde estoy y que si no bla bla bla. me termino de vestir. pongo la tele, me gusta oírla mientras me afeito. suena wuiii, wuaaa, clac clac, puf. el "clac, clac, puf" es definitivo. la pantalla tiene un extraño punto luminoso en el centro que se va yendo. me recuerda a hal 9000. me voy al baño y cojo la máquina de afeitar. la enchufo, me la acerco a la cara. entonces es cuando mi neurona central hace algo de provecho y da la orden de alejar la máquina de mi cara y ponerla dentro del horno...

me asomo a la ventana por si hoy tocaba fin del mundo. no, por lo visto sólo es en mi casa.

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