Cuando lo recuerdan todavía se emocionan. Sentados en el sofá de su salón, cogidos de la mano, nos cuentan cómo fue:
Ella: Éramos un manojo de nervios. No sé si fui yo o mi marido...
Él: Fui yo, lo recuerdo bien.
Ella: ¿Seguro?
Él: Que sí... que fui yo. Lo recuerdo porque no encontraba el número en la cartera y tuve que subir al dormitorio. Lo tenía en el cajón de la mesita... Y ya que estaba allí, llamé desde el teléfono de arriba.
Ella: Es verdad, que luego llegué yo y ya estabas esperando a que lo cogieran.
Él: Eso es. Estaba muy nervioso y como el número era tan largo, con tantos prefijos, me equivoqué varias veses. No sé si recuerda los teléfonos de rueda... En fin. Marqué por fin y me dio tono.
...
Ella: Eso nos daba igual. Niño, niña... Lo importante es que estábamos ilusionados, éramos jóvenes y queríamos dar el paso.
Él: Sí... bueno, la verdad es que yo prefería niño.
Ella: ¿Sí? Mmm. ¡Pues eso no es lo que dijis...
...
Él: En fin. Que fueron muy amables. Se puso una señorita y nos pidió los datos. Yo pensé que no hablaría español, pero sí. Claro, como yo no sabía cómo funsionaba eso le pregunté si habría retraso o algo, porque ya se sabe que Correos va como va... Pero qué va. Me dijo que todo estaría listo en nueve meses, como mucho, que se podía dar el caso de que incluso llegara un par de meses antes...
Ella: Claro, claro. Si eso todo el mundo lo sabe.
Él: Ya, ya, pero yo estaba muy nervioso y no se me pasó por la cabeza...
Ella: Así es que tocaba esperar.
...
Ella: Y nada. No estaba claro el día pero vamos, que llegó cuando tenía que llegar.
Él: Yo no estaba en casa pero por lo visto el muchacho muy amable. Sólo había que pagar los portes París-Almería, ¿no fue así, cariño?
Ella: Sí, bueno, yo le di una propinica al chaval. Aunque primero comprobé que todo estaba correcto.
Él: Jaja, recuerdo que pensé que lo traería una sigüeña...
Ella: ¡Qué hombre! Si el niño venía embalado con un cariño... con sus corchos para evitar golpes...
Él: Jaja, ya ya.
...
Ella: Y muy contentos.
Él: Sí. Ya es todo un hombre. 28 años tiene, hoy los cumple.
4 comentarios:
Cabrón. ¿Insinúas que soy hijo de un repartidor de mensajería?
Gracias ;), estos regalos son los mejores. Creaste escuela con el clasicazo Soneto fecho para la rosa.
Jajaja. Creo que es el único soneto que he escrito en mi vida... :D (lo tengo por ahí...)
Tras abrir el embalaje:
Ella: ¡tiene tus ojos!
El: ¡tiene tu boca!
(lo contemplan maravillados) (ella lo acuna)
Ella: y.. ¿la nariz?
El: la nariz...
Repartidor: ejem... ¿me firman aquí? es que tengo otro pedido en el centro y llego un poco tarde... (lo pronuncia sin mostrar tristeza, intentando no mirar por última vez (y de reojo) la pequeña y puntiaguda nariz)
El hijo del repartidor. Futuro premio Planeta. Futuro Óscar a la mejor película de habla no inglesa. Futuro Nóbel de literatura para quien lo escriba.¡Que no se os olvide!
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