Se fue dando un portazo, y tras de sí mentiras y verdades se confundieron al caer al suelo, sin color, apagadas por el ruido seco de la madera contra la madera, la ventana no quiso ser más la chivata de siempre y se escondió tras las cortinas, la alfombra se arrastró bajo la cama y la lámpara nunca más se dejó tocar el casquillo.
2 comentarios:
Tú sigue...
Me da la gana.
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