'Túmbate boca arriba'
'La cabeza derecha, así'
'¿Estás cómodo?'
"Sí"
'Respira tranquilo. No te muevas'
"Ya"
'Toma esto. Si te sientes mal, aprieta el botón'
"Vale"
Cierro los ojos y respiro despacio. La máquina me absorbe. Lentamente. Medio yo dentro, medio fuera. El silencio. Qué va. Algo suena. Algo lleva sonando todo el tiempo. Es. Es alguien que hincha la rueda de una bici y otro pedalea en una estática. Eso es. Afuera hay dos personas haciendo funcionar la máquina. Sí. Y la doctora lo dirige todo, sabia. Las manos sobre la barriga desnuda. Y en ellas el mando con el botón. El botón pánico. El tubo es estrecho y mis codos se apoyan en los lados. Un ruidoso, robótico y vagínico agujero blanco, frío, estrecho, y mis codos se apoyan en los lados, fríos.
Respiro despacio. Insssss, fuuuuuuuuuu, inssss, fuuuuuuuuuuu. Afuera el pedaleo. Shiiii, shiiii, shiiii. El bombín. Fiuuu, fiuuuuuu.
Luego llega el ruido como de martillo neumático acolchado. Debe ser como lo que oyen los enanos que viven dentro, los duendecillos de los martillos neumáticos, los que saltan rápido y fuerte para agujerear el asfalto y despertarme los domingos. Así un rato. Luego silencio y viene lo gordo. Golpes que no sé si vienen de fuera o de dentro. Pom pom pom pom...
Respiro despacio. Pom, pom. Insssss, fuuuuuuuuuu, inssss, pom, fuuuuuuuuuuu. Afuera el pedaleo. Shiiii, pom, shiiii, shiiii. Pom. El bombín. Fiuuu, fiuuuuuu. Pom, pom.
Entonces me aíslo. Respiro despacio, me pierdo en el ruido, los ruidos. Me fijo en las manchas de mi ataúd de metal. Está abollado. Me pregunto si será una deformación producida por la energía electromagnética que atraviesa mi cuerpo por mil sitios y sale por otros mil sin dejar cicatriz. Me pregunto más cosas que ya no recuerdo. Ahora me pregunto si no las recuerdo por culpa de las ondas loquesean que me han lanzado con mi consentimiento (con fecha y firma).
¿Cuánto tiempo habrá transcurrido desde que todo empezó? Pom, pom.
Entonces todo se calla (todo no, siguen el de la bici y el del bombín). Listo. Se acabó.
'Ya hemos terminado'. Listo, sí, se acabó.
"Vale"
'Te saco ahora'
"Bien"
"Gracias"
4 comentarios:
¿Puedo desearte suerte? Tengo cielos por ahí. Lara los conoce. Ha estado hace un rato.
Estás invitado. Todos lo estáis. (puedes pasar la voz, traquilamente, si te apetece).
Yo pienso veros también, de vez en cuándo (aunque me estoy recetando mucho silencio).
Joder, lo que une la distancia. (Madre se va a alegrar).
El Anónimo Enmascarado del Antifaz.
Puedes.
Tengo en cuenta la invitación.
El silencio es sano. Úsalo bien, sin abusar (mira en el prospecto las contraindicaciones).
1. ¿¿¿Cómo te ha ido el viaje al más allá???
2. Je.
Bien, esta mañana me dicen si sirvió para algo.
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