El último día
Hoy es el último día. No el último último, no os confundáis. Sólo es un último día como otros muchos que ha habido y que habrá, sin duda. Es el último de una época que se cierra, como las tapas de un libro, aunque siempre con la posibilidad de volverse a abrir más adelante, quién sabe. Cuando algo se acaba inmediantamente se lo empieza a echar de menos. Es inevitable. Por los buenos recuerdos, aunque también por los malos, que pronto se suavizan hasta convertirse en anécdotas dignas de ser contadas una y otra vez. Por la gente, sobre todo, protagonista de esos buenos recuerdos, por esos momentos que van dando forma al camino que se hace al andar, el andar de los demás acompasando el de uno mismo, el de uno mismo, paso a paso, con el de los demás. Hoy es el último día, decía. Mañana será el primero, y ya veremos qué tal se nos da.
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4 comentarios:
No imaginas cuanto he aprendido a tu lado estos dos últimos años y tampoco imaginas cuanto te voy a echar de menos.
Good luck darling!
...No entiendo: ¿el final de qué?...
...¿El principio de qué?...
...No estarás pensando dar un golpe gordo (atracar un banco, por ejemplo) y luego fugarte a Bora Bora, sin contar conmigo, ¿no?...
...Porque sabes que soy muy sensible a los atracos de los bancos y que, si bien puedo perdonarte otras cosas, eso no te lo perdonaría nunca...
...Un abrazo (y espero noticias)...
Tú tranquilo, que si voy a atracar un banco serás en primero en saberlo. Cuento contigo para las labores logísticas (ya sabes, no tengo carné de conducir y alguien tendrá que esperar en la puerta con el buga en marcha).
El final este es el final de mi curro y de mi estancia en este piso en Madrid y en Madrid capital por un año, al menos. La razón la tiene la rizos gallega, que la han mandao a la frontera con Toledo y eso queda demasiado lejos para no mudarse.
No está claro todavía el pueblo que nos recibirá con su abrazo lleno de olor a ajo, cabra y queso curadísimo. En cuantico lo sepa, mandaré un mail a tutti il mondo per facilitare la locallizacione di il mio nuovo lugare di residenza.
Otro abrazo para ti.
Abril, es cierto, no me imagino cuánto me vas a echar de menos. Nunca me he echado de menos y no cabe en mi cabeza cuánto podría alguien, o tú, echarme de menos. Lo que sí sé es que a ti seguro que no te echo de menos, que me has estao rayando durante año y medio y por tu culpa casi me explota la cabeza. En el pueblo encontraré paz y silencio, ains, qué ganicas tengo ya de irme y de perderos a todos de vista.
A todo esto, Abril, que no me voy a la guerra de Vietnam (mal ejemplo, esto incluiría un viaje espacio-temporal y en mi caso no hay nada de esto), o a vivir a Bora Bora con Migue (esto también suena mal, porque Migue y yo no tenemos nada, ya sabes, que somos ambos muy hombres y estamos felizmente atrapados por unas tías muy majas), pero ya me entiendes, que estoy a tiro de piedra (lanzada con un lanzacohetes intercontinental, claro), y cuando quieras me visitas y me sigues rayando.
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