El punteo

En mi grupo yo soy el que hace los punteos de guitarra. El solo. Se para el mundo y me luzco. Me gano los aplausos de la gente y las tías se derriten con el movimiento de mis dedos sobre las cuerdas. Arriba y abajo, a veces rápido, a veces lento, las hipnotizo y hasta las hago llorar. Las muy tontas se embelesan. Procuro ser original. En el mismo tema no siempre hago el mismo punteo. Lo cambio a menudo para sorprender a la gente. Se quedan con la boca abierta, confundidos porque esperan una cosa y les doy otra, casi siempre mejor. Una vez fui tan genial que mis compañeros se olvidaron de entrar cuando les tocaba. Y no me sorprendió en absoluto porque paso miles de horas creando y practicando. Quiero que cuando llega el momento del directo sea especial. Ni siquiera los del grupo conocen mis punteos hasta que los hago en el escenario y claro, así se flipan, tanto o más que el público. Y me da igual que lo que toquemos sea una versión de El Fari, que de Camilo Sesto, que de los Pequeniques o de Enrique y Ana... siempre meto mi punteo y los dejo patidifusos. En la última actuación, creo que fue en Albox (Almería), llevábamos 5 horas tocando, eran las fiestas del pueblo, y, como solemos hacer, acabamos con nuestra versión mejorada de Paquito el Chocolatero. Entonces, a mi señal, se quedó la batería sola y entré con mi punteo brutal... eran las seis de la mañana y el público que quedaba, unos cuantos borrachos y dos señoras que bailaban pasodobles sonara lo que sonarase detuvieron durante unos segundos, sorprendidos por mi intervención, y de pronto la emoción los embargó. Vi lágrimas, vi pasión, vi devoción. Y es normal, joder, que es que mis punteos son la hostia.

1 comentario:

David Yuste dijo...

Esta noche me he acordado de este lapazo cuando en una actuación en directo en un garito al aire libre, el guitarrista se ha marcado el solo de su vida en mitad de "Beat it" de Michael Jackson... unbelievable !! jajaja