Las moscas y Bolaño
Las moscas de mi casa tienen estudios. Por lo menos acabaron el BUP. Lo sé porque cuando me tumbo a leer a la sombra del olivo, se posan en mis hombros y leen conmigo a Bolaño. Si soy sincero no me molesta en absoluto. Una vez se acomodan y se enfrascan en la lectura todo es paz, o casi. Un par de veces he notado que alguna acababa la página y se impacientaba ligeramente, daba un par de saltitos para meterme prisa y luego volvía a su sitio. Tienen que entender que yo sólo tengo dos ojos para leer y ellas, la tira; normal que acaben antes que yo. En fin. Cuando decido dejar de leer (mi respeto por ellas no llega al punto de pedirles permiso) me toca sentir algo de envidia (mucha). Las moscas lectoras se van volando hasta la mesa e inician lo que intuyo es una charla-coloquio sobre la lectura del día, de mi libro, el que han leído gratis, sin tener siquiera la decencia de invitarme a participar, aunque sea de oyente.
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2 comentarios:
Píllate un bote de Raid y ponlo cerca del olivo... verás como se acostumbran a contar más contigo es sus tertulias... malditas moscas asociales!!
Me he pillao dos matamoscas de toda la vida, y llevo uno en cada mano, cual jedi, y no veas, no dejo títere con cabeza.
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