La mujer señaló bajo la mesa del salón. “Allí está”, susurró nerviosa, “no se ha movido en toda la mañana”. Me coloqué el casco y encendí la mochila. La luz de ON se matuvo apagada. Encendí, apagué, encendí. Nada. La mujer me miró sin comprender. “Verá señora”, le dije algo avergonzado, “se ve que no se ha cargado la batería esta mañana... ¿Le importa si vengo luego? Es que sin batería no hacemos nada. Además, no creo que su fantasma se mueva de ahí por lo menos hasta que se vaya el sol. Y por lo que veo es inofensivo.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario