Encontré mi caja del tiempo. La hice con mi hermano cuando éramos chicos. Él tenía siete y yo once. Cogimos una caja metálica que mi madre usaba para la costura y en ella pusimos lo que a nosotros nos pareció importante. Ahora miro su contenido y sólo reconozco algunas cosas. He olvidado el resto y me da penilla porque quizá eso significa que parte de mi pasado ya no está. O quizá eran cosas de mi hermano y por eso no las identifico. A saber. Recuerdo que durante varias semanas mamá intentó sonsacarnos dónde habíamos puesto su caja pero no lo consiguió. Le gustaba mucho esa lata. Eso me ha dicho cuando se lo he contado. Tenía dibujadas unas chinas, como geishas, en rojo, sobre el un fondo negro. Por lo visto se la regaló su madre, mi abuela. Podría haber estado oculta para siempre pero la hemos encontrado al mover el armario grande del salón para pintar la pared. Aquí detallo lo que he encontrado en la caja:
-Dos canicas, un "peto" blanco y una cristalina con el corazón azul y amarillo.
-Una baraja de cartas de motos, con los datos de los distintos modelos: velocidad, peso, marca y demás.
-Una goma elástica de las normales, marroncillo sucio.
-Varias pegatinas de verduras, de las que llevan pegadas, la marca. De chicos las coleccionábamos e intercambiábamos con los demás del colegio. Cosas del campo.
-Un trompo sin punta ni cuerda. Ese lo recuerdo bien. Era el que ponía cuando le iba a tirar uno de los que tiraban a romper.
-Una chapa de Butragueño. Chapa de metal con plastilina en el fondo, la cara del Buitre encima y una capa de cristal cortada por mi padre. Muy profesional.
-Un tazo.
-Un cacharro con un mono subido, de esos que pulsas y se pone a dar vueltas.
-Varias pegatinas "V" y dos cromos de "Dragones y Mazmorras": uno del arquero y del amo del calabozo.
-Varias monedas de cinco duros, de duro y pesetas.
-Dos dientes de leche.
La caja se la he devuelto a mi madre. Con las cosas no sé qué hacer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario