Desde que el mundo es mundo, o sea, desde que Einstein se puso a pensar, la luz es lo más rápido que hay y nada puede superarla. Los fotones corren que se las pelan: su velocímetro marca aproximadamente unos 300.000 km/s. Hace unos meses unos experimentos científicos apuntaron a una nueva realidad: los neutrinos, hasta hora segundones, parecían ser capaces de correr más que la luz. Los fotones, todos y cada uno de ellos, se llevaron las manos a la cabeza. Su liderazgo indiscutible ya no era tal. Pero hace poco volvieron a tener ciertas esperanzas. Al parecer, los experimentos con los neutrinos podrían ser erróneos. Un cable mal conectado habría provocado una lectura incorrecta de los datos y quizá el notición revolucionario no era tal y los fotones seguían siendo los más rápidos. Ahora, otro nuevo experimento confirma esta sospecha: las nuevas lecturas ponen en lo más alto del podio de partículas veloces a los fotones.
La preguntas que me hago son: ¿se puede jugar así con los sentimientos de estas pequeñas partículas? ¿Merecen los fotones vivir en este constante miedo a ser superados, a perder su merecida medalla de oro? ¿Y los neutrinos? ¿Acaso ellos no han vivido estos meses en la ilusión de que por fin se les valoraba en su justa medida y ahora, casi con desdén, se les devuelve a su justo lugar con el rabo entre las piernas?
Los fotones y los neutrinos nunca se han llevado mal. Cada uno sabía cuál era su sitio en el universo. Ahora, y no sabemos por cuánto tiempo, la enemistad, la inquina, la envidia han surgido entre ambos grupos de partículas. Y todo por un experimento fallido. Un error humano puede haber provocado un desequilibrio en el universo y una carrera fratricida entre estas hasta ahora inocentes partículas.
Shame on you, bastards!
1 comentario:
El tema de los neutrinos está bajo investigación... al parecer su médico compró un filete en Irún antes de las mediciones o no se qué...
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