Una señora sospechosa
Hoy he tenido una experiencia extraña. Me he visto sospechando de una señora mayor, de unos sesenta años, cuando salía (salíamos) del tren en Atocha. No me he fijado en ella hasta que hemos llegado casi a la vez a los tornos, esos que hay al subir las escaleras mecánicas y que te obligan a pasar de nuevo el billete si no quieres quedarte a vivir en las vías. Un policía ha aparecido de pronto. No como un fantasma. Simplemente se ha cruzado delante de mí y de la señora, hasta ese momento inocente, inmaculada, una abuelita de pelo cano y andar solo un poco más ágil que el de un zombie. Entonces, al ver al policía (vestido como tal, chaqueta amarilla fosforito y sobrepeso estándar), se ha dado la vuelta en un giro que, sin dudarlo, he puntuado con un 9,5, medalla de oro por la ejecución y la gracilidad de los movimientos. Con las mismas, la señora, ahora sospechosa de mil delitos (robo, quizá estafa, a lo mejor asesinato, killer grandma), ha vuelto por donde ha venido, de camino hacia las vías, en busca de una salida menos vigilada. O a lo mejor tiene Alzheimer y ha parado en Atocha cuando su destino era Parla, que todo puede ser.
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3 comentarios:
Hombre, por fin me desvelas en qué trabajas.
¡Eres un cazatalentos deportivos!
Por cierto, te doy un 10 por lo de "sobrepeso estandar" xDDD
Pues no había pensado yo en dedicarme a esto... pero mira, quizá es uno de mis talentos por explotar :D
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