Luego le ha tocado a España, que ha sido la nota discordante de la primera semana de la primera fase: ha perdido con Suiza. Ha tenido más del 70% de posesión y en ese tiempo ha movido tanto el balón que he creído verlo vomitar en un córner del mareo, el pobre. Ha faltado el gol (español) y el pobre Villa se ha aburrido mucho allí arriba. Los defensas suizos se lo han currado, los balones no han llegado y España se lo ha puesto fácil jugando sin apenas tensión. Quizá ha faltado jugársela más. El gol de Suiza ha sido un churro, pero ha valido. Por perder ahora resulta que hay que ganar a Chile y a Honduras. Nada fácil, por lo visto. En fin, del partido este se deduce que ser favorito no hace que el equipo contrario se duerma en el campo (ser Flex-vorito sí, claro).
Y por último el primer partido de la segunda jornada de la primera fase: Uruguay contra Sudáfrica. Aquí el amigo Forlán ha hecho un tiro mágico: ha hecho rebotar el balón en la espalda de un bafana-bafana para que cogiera el efecto necesario para subir y caer dentro de la portería contraria. Verdaderamente una obra de arte. Eso es ser hábil y lo demás es tontería. Sudáfrica lo ha intentado pero nasty de plasty. El segundo gol forlanero, de penalty por falta del portero (expulsado, claro), ha sido más normal: pie al balón, balón a la portería y gol. Forlán, pichichi interino. Y luego la puntilla, para rematar a los pobres sudafricanos que ya estaban quemados, en el descuento, 3-0.
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