al carajo

despertamos dentro de un coche apestoso. olía a rancia pota nauseabunda (olía muy mal), los asientos estaban pegajosos. ¿dónde estábamos? me asomé por la ventanilla, amanecía y fuera había miles de personas gritando, medio desnudas y notablemente ebrias (ver "como una cuba"). al carajo, pensamos, y seguimos durmiendo hasta que por fin despertamos en nuestra cama.

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