y punto

el juego era sencillo. había que conseguir andar por encima de un muro sin caerse. si caías perdías y además sufrías dolores indescriptibles. a un lado había un jardín de afilada ironía, putrefacto cinismo y venenosa hipocresía; al otro lado, odio en estado puro, asco y perfidia. y mientras andabas sobre el muro, gritos y llantos te atacaban por ambos lados, y por dentras, y desde arriba caían rayos y lágrimas, y los oídos se llenaban de insultos, de sapos y gritos de almas desgarradas.

pocos consiguieron pasar la prueba sin caer y perder la razón o la vida. yo llegué al final del muro, vencí, me gané los aplausos, y al final, recibí el abrazo de la muerte, que me esperaba con sus mejores galas para darme el premio deseado, un fin sin más, un fin con punto y final.

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