el zumbao

en las gradas del coliseo el público gritaba con una sola y potente voz el nombre del aspirante al título. el árbitro ya estaba encima del ring, vestido de negro y blanco, en un segundo plano, junto a los boxeadores, a la espera de las palabras del presentador del combate. éste era uno de los protagonistas del acontecimiento porque hablaba muy rápido, subía y bajaba la voz como cantante de ópera y se llevaba más aplausos que los púgiles. una pasada de presentador. se acercó al micro y sonrió. los miles y miles de espectadores contuvieron sus vítores en espera de sus palabras. entonces habló, con voz de pito: "me cago en la puta madre que os parió, a todos, hijos de puta." el silencio se volvió tan espeso como la mierda de perro recién defecada, y casi olía igual de mal. el presentador bajó del ring y tranquilamente subió las escaleras de un lado de la grada, sin prisas, seguido por la atenta mirada de los miles y miles de fans del boxeo que seguían guardando silencio. el presentador alcanzó la puerta, se volvió, sonrió y salió del pabellón. nadie se movió de su sitio. el silencio se volvió murmullo, el árbitro dio la orden y el combate comenzó.

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