el bombero

el bombero vivía en la quinta planta, encima del vendedor de seguros, y éste a su vez sobre la fulana que pisaba el techo del boxeador retirado reconvertido a matón, y bajo sus enormes pies vivía yo con mi perro Karaculo. en el bajo había una tienda cerrada. en los diez años en los que sobreviví en aquel cuartucho jamás vi a nadie vender ni comprar nada en aquella tienda, siempre estaba cerrada, y su dueño no parecía tener intención alguna de preocuparse por el negocio.

un día, no recuerdo en qué año, el vendedor de seguros se quiso suicidar. al parecer se había enamorado de la fulana y ésta, muy profesional, le había rechazado con un "yo sólo sexo". vendía su cuerpo, no su corazón, y el vendedor, que además pasaba por una mala racha de ventas, dedidió dar el gran salto hacia la calzada. según me contaron, porque yo no lo vi, el vendedor estaba gritando en su balcón, medio cuerpo dentro, medio fuera, cuando el matón, antes boxeador, se asomó al suyo para mandar a la mierda al psicópata que le estaba fastidiando la siesta. entonces vio la escena: el vendedor en gallumbos a punto de tirarse por el amor de la fulana, la fulana asomada con un cigarro encendido y riendo, la muy puta, y en mi balcón, Karaculo ladrando sin ton ni son.

...

¿y el bombero?

el bombero estaba muy muy lejos de allí, al otro lado de la ciudad, apagando un fuego, que para eso le pagan.

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