Deshojado

Algunas hojas siguen verdes tras mi ventana. Otras pierden su color original poco a poco y en unos días serán completamente marrones. Pasadas algunas semanas el árbol se pelará del todo. No digo nada nuevo si os explico que, según dicen los libros del cole, hay árboles de hoja caduca y de hoja perenne. Los de mi ventana son de hoja perenne. ¿Os extraña? Claro. Si sus hojas se ponen marrones y se caen no es posible que sean de hoja perenne. Han de ser de hoja caduca. Y tenéis razón, y no la tenéis. Yo pensaba como vosotros. Las cosas son como son, siempre, y así seguirán por los tiempos de los tiempos hasta que el sol se haga supernova y lo que quede vivo obre el planeta, si es que queda algo, se vaya al carajo. Así pensaba yo hasta hace un rato. Pero ahora me encuentro con esto. Mi árbol (mío en sentido figurado, el de mi ventana (mía en sentido figurado, la de mis caseros)) se ha hartado de ser perenne y está secando sus hojas hasta matarlas. No os lo creéis, deduzco por la cara que estáis poniendo. Pues es verdad, más no os puedo decir, hijos míos... Si acaso reflexionar sobre las causas; nos podemos preguntar: ¿puede el cambio climático ser la causa? Puede ser, y puede ser la contaminación, o una mutación por los insecticidas, o quizá el agua está envenenada, o alguien se está dedicando a pintar las hojas de marrón para volverme loco... cualquiera de estas respuestas me vale aunque en mi interior la respuesta sea mucho más sencilla: el árbol se ha rendido.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues yo creo que el árbol siempre ha sido caducifolio y tú no te has dado cuenta.

MSalieri dijo...

Pues puede ser, porque con el despiste que llevo encima...

Miguel Marqués dijo...

Sí, sí que estás despistado, sí. Verás. El árbol se ha rendido y tú también. O no, porque para rendirse hay que tener acechando una amenaza y tú, te dices al saltar de la cama, no la percibes, al menos en lo que respecta a las temperaturas y humedades, contra las que mal que bien te puedes proteger satisfactoriamente, por el momento.

El catastrofismo interesado es el dedo sucio que apunta al tren que viene descarrilando. El relativismo absoluto es el dedo metido en la nariz. No sé qué es peor.

Igual esto no tiene nada que ver con lo que has escrito. Pero... Pero el clima está cambiando de una forma que no interesa a los seres humanos (no te voy a decir "antinatural", porque sé lo que vas a responder), y por culpa, en parte, de estos seres humanos. Y eso está unánimemente reconocido.
Y da igual de qué tanto por ciento sea esa parte, y quién se enriquezca intentando reducirla (muchos se han enriquecido vendiendo penicilina, cometiendo atrocidades también, y hoy día reconocemos que la penicilina es una cosa buena). Yo en mi casa no tiro por el suelo el agua sucia de fregar, pero tampoco un envoltorio de chicle.

Hale! Un abrazo, flower caducifolia ;)

MSalieri dijo...

Hey, que yo no soy de los que niengan el cambio climático ni nada parecido... :) Al contrario.

(sólo era un lapo...)

Miguel Marqués dijo...

Jajaja. Lo mío también.

MSalieri dijo...

Entonces quedas nombrado oficialmente Miembro del Movimiento Literario Lapista Aleatorio. :D