Mejores tiempos

A esas horas el colegio estaba cerrado. Era raro andar por aquellos pasillos vacíos, oscuros y silenciosos. Allí mismo años atrás él había pasado de curso en curso hasta graduarse. Ahora era un extraño, o casi. Paseó por las aulas que antaño fueron suyas. Cientos de imágenes le vinieron como fogonazos al tocar aquellos pupitres, al pasar la tiza por la pizarra, al deformar un montón de plastilina sucia y pegajosa que algún chaval había dejado sobre su mesa antes correr a casa al final de las clases. Se sentó un rato en el que quizá había sido su sitio durante algunos años y recordó mejores tiempos. En la pared colgaban dibujos, listas de alumnos, cartulinas con trabajos... y un mapa de España. ¿Cuántas veces le habían hecho señalar las provincias, los ríos, las coordilleras, los cabos? Lo miró con nostalgia durante unos segundos y sin pensarlo mucho más lo descolgó, lo enrolló y salió por la misma ventana por la que media hora antes había entrado.

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