Me levanto. Me arrastro. Embarro mi cara con agua. Busco el cepillo de dientes. No está, o está pero no acierto a agarrarlo. Me arrastro. Pantalones. Camiseta. No hay. Rebusco en el armario. La ropa de invierno sigue ahí, esperando ser deportada. Encuentro una. No huele, o eso creo. Parece limpia. Me la pongo. Sandalias. Móvil, llaves, cartera. Salgo a la calle.
Hace frío. No tiene sentido. Me arrastro.
Aceras, coches, semáforos, escaleras.
Mi trabajo. Mi cubículo. Mi ordenador. Trabajo una hora.
Levanto la cara del monitor.
Me despierto. Por fin.
2 comentarios:
eso son mis despertares todos los días
jejej, precisamente tú has sido mi inspiración (ya sabes que yo soy más de despertarme antes de que suene el despertador)... :D
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