Cada vez que hay elecciones me viene a la cabeza ese relato de Asimov, 'Privilegio', en el que cada vez que hay elecciones, el superordenador Multivac elige de entre todos los habitantes a uno, uno solo, que será el encargado de elegir al candidato ganador. De esta manera, el votante único se convierte en el representante de todos los demás, en el poseedor único del sufragio universal. Para el elegido, tal responsabilidad es un honor, aunque se hace difícil tomar una decisión que afectará a todo el mundo. Lo que sucede, si leemos hasta el final, es que ni siquiera ese votante elige directamente al ganador. Es el ordenador quien, tras hacerle algunas preguntas, deduce cuál sería la respuesta del elegido y proporciona el resultado de las elecciones.
La de votos, recuentos, estadísticas y tensiones nos ahorraríamos...
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