-El despertador despierta a una, mirada ida, locura momentánea que acaba con el reloj hecho mil pedazos al otro lado de la habitación.
-La segunda llega una hora antes de salir del trabajo: locura por salir, locura que te hace perder las formas, la educación y el descontrol te controla hasta que pones un pie en la calle y vuelves a ser tú.
-La tercera es una locura suave. Has comido, sesteado y el café está casi listo. El casi te mata y preparas tu taza con ansia. La dosis está cerca pero nunca es lo suficientemente puntual para tu gusto. Al beberlo, te anima y te calma, todo a la vez, y vuelves a estar listo.
-La cuarta te pilla en la cama sin poder dormir. La ves dibujada en el techo. Te mira y te sonríe porque sabe que cuando lleves un par de horas sin conciliar al sueño serás suyo. Y al dormir, si es que lo consigues, lo harás con la cara desencajada, pintada por la locura del insomnio.
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